Conferencia en el Aula de Cultura de LA VOZ DE AVILÉS

Noticia publicada en El Comercio

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Una de cada cinco personas es susceptible de padecer una depresión a lo largo de su vida y sólo un 10% de los casos llegan a una consulta psiquiátrica. El tema despierta un alto interés y prueba de ello fue el lleno absoluto de ayer en la charla que la psiquiatra Sara Martínez Barrondo ofreció en el Aula de Cultura de LA VOZ DE AVILÉS, que se celebró en el Centro de Servicios Universitarios de Avilés.

Antes de dar comienzo su conferencia, la doctora del Hospìtal Central de Asturias dio un consejo para las personas con tendencia a caer en depresión: que vayan al médico y que busquen un diagnóstico. Entre otras cuestiones, su tratamiento es importante porque «puede ser una puerta al suicidio».

Ya ante el público, bajo las directrices de la coordinadora Mercedes de Soignie, aseguró que «todavía hay cierta reticencia a decir que uno se encuentra mal y a pedir ayuda», por lo que «hay que normalizarlo», algo que considera muy importante para poder mantener un tratamiento el tiempo necesario. En ese sentido valoró muy positivamente el hecho de que personas de carácter público saquen a la luz su trastorno mental.

En su opinión, «aún estamos empezando este proceso de apertura, de no guardarlo dentro de uno de la familia, pero todavía quedan pasos por dar».

Sobre la posibilidad de confundir una tristeza con la depresión, manifestó que la primera desaparecerá sola y «no hay que tratarla nunca con fármacos». Según explicó, «las tristezas normales suelen tener relación con un acontecimiento estresante que las produce y su duración e intensidad es proporcional». Sin embargo, la «tristeza patológica» es desproporcionada, afecta a la conducta y al rendimiento, a la vez que altera el funcionamiento somático por lo que produce cefaleas, vértigos o palpitaciones.

Entre los síntomas que suele presentar esta enfermedad, destacó los trastornos del sueño, la pérdida de apetito y de peso, la disminución de la libido y un cansancio exagerado. En su intervención quiso dejar claro que «la depresión no se la puede provocar uno mismo y tampoco puede desaparecer por voluntad propia», y reiteró que no significa tener un carácter débil. Igualmente manifestó que no sólo la padecen un grupo determinado de personas, «aunque algunas sean más propensas» e insistió en que «una persona deprimida no es capaz de animarse y olvidarse, por lo que no sirve de nada decir, venga anímate, sal, olvídate y relájate».

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